Ramón Peralta, (Poema)

El nadador que una tarde no siguió las indicaciones de su entrenador y tragó agua Ramón Peralta Nadar sabe mi llama el agua fría Miguel Ángel de Quevedo milésimas de segundo después de perder el calor la temperatura del aliento y sentir el peso del cuerpo en el agua casi desnudo con el vientre contraído muestra las costillas levanta y sesga el brazo desde un ángulo de doce grados y cae en una elipsis casi perfecta para levantar el otro brazo desde un ángulo de doce quince grados para sumergir otra vez la mano en forma de de una daga con los dedos rígidos lleno de fuerza para avanzar casi un metro y perder la voz en un jadeo apenas meta la cabeza y saque