Es necesario crear una escuela de letras y pensamiento en Oaxaca

Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM
Es necesario crear una escuela de letras y pensamiento en Oaxaca

  • Sin una escuela de pensamiento filosófico, poca aspiración se tiene de cambiar las cosas de raíz



Saúl Díaz Parra

Oaxaca está viviendo sin lugar a duda momentos de cambios. Las estructuras sociales, políticas y educativas son el depositario directo de la lucha social emprendida por sus ciudadanos desde hace muchos años, pero que estalló en 2006 en una lucha frontal y popular contra un régimen autoritario, represivo, opaco y controlado por un grupo minoritario, una especie de red donde se entrelazan amistades, cacicazgos y complicidades, que terminó por decidirse con una gran participación en las urnas y un cambio no revolucionario, sino democrático. Fuera de la realidad política del estado, que pugna por resolver problemas ancestrales de extrema miseria pese a todas sus inercias naturales, el cambio necesariamente se ha manifestado en las expresiones culturales y artísticas que demandan nuevos espacios de creación. De todas las disciplinas artísticas existentes en el estado, indudablemente, aquella que requiere más empuje, es el área de filosofía y letras, hasta ahora ignorada por completo por los pasados regímenes, luego de 80 años de gobiernos antidemocráticos. En Oaxaca no existe una escuela de letras, pensamiento o filosofía. Esta pequeña línea encierra toda una reflexión que se puede extender hacia analizar la realidad social que se vive en el estado, hoy en día, el más pobre del país. La pobreza en recursos económicos es paradójicamente, paralela a la pobreza literaria. No hablo aquí de una pobreza del talento que existe en esta tierra, es necesario señalarlo, sino de la pobreza en la que quienes practican el ejercicio de las letras como una forma de vida se ven envueltos, a esa miseria me refiero. La razón es simple, en Oaxaca hay talento, pero no los medios para apoyar al sector, tanto de forma académica, como en materia económica. Pese a esto, y eso es algo remarcable, existen en el estado una gran cantidad de escritores jóvenes haciendo trabajos de calidad e interés, superiores, debo decirlo, sin un afán regionalista, sino crítico, a la propuesta literaria de otros estados, sumidos en la repetición incesante de temas como la narconovela, o la corrupción, prostitución y la decadencia del país, o incluso en temas relativos a otros países. Esto sin duda es preocupante, pues si se analiza la historia, (que en todo caso es también una rama de la literatura), es el trabajo de escritores e ideólogos, el que a la larga ha cambiado las estructuras hacia nuevas formas de convivencia y gobierno. Y en este caso, me viene a la mente qué sería de Francia sin el trabajo de, Rousseau, Voltaire, Hugo, Balzac, Flaubert, Proust o Zola, que con sus plumas crearon una realidad alterna, un espacio de nuevas formas de convivencia, pero a la vez, un testimonio histórico invaluable. Qué decir de nuestra lengua, y del caso específico de nuestro país, donde los escritores como Reyes, Paz, Pacheco, o Pitol, entre un universo muy amplio y cuyo caso no sería citar ahora, son de las pocas razones de las que nos podemos sentir orgullosos y alegres de México a un nivel profundo, mucho más que en el caso concreto de nuestros gobernantes. Sin embargo, volviendo a Oaxaca, preocupa que aquí los escritores que han sobresalido a nivel nacional, o universal, son escasos, muy pocos en realidad, si los comparásemos con la cantidad de pintores que han logrado figurar y llevar su arte más allá de las fronteras a escenarios internacionales de importancia. Podríamos citar el caso de Andrés Henestrosa, pero siendo en verdad tajantes, la aportación de escritor istmeño, fallecido en años recientes, aun cuando es de gran calidad sonora, y más allá de eso, estética, sin mencionar que está escrito en una lengua autóctona, no tuvo el impacto necesario para cambiar a un sistema del que también gozó los beneficios. Más allá de eso, no ha tenido un mayor impacto, tal como lo tuvo en las letras francesas, el que Flaubert enseñará su arte a Maupassant, para preservarlo y mejorarlo. En cualquier caso, aun cuando hay grandes plumas (veteranas especialmente) en todas las regiones de Oaxaca, tal como el maestro Abel Santiago, o Xavier Castellanos, el gran escritor yujuvi, entre muchos otros; su obra no ha tenido una mayor proyección, quizás injustamente, pero no por casualidad.

Estéril producción

Otro caso preocupante es la estéril producción editorial en el estado, el cual, en todo el año 2010, no aportó un libro que figurase a nivel nacional como una obra reconocida, si bien han pasado muchos años sin que una pluma oaxaqueña logre (a excepción del poeta Efraín Velasco que obtuvo el premio Elías Nandino, si no me equivoco, en 2008 o como del caso del libro de cuentos Últimas Anotaciones del novel cuentista Víctor Quintas que publicó Conaculta en 2009) figurar a nivel nacional e internacional. Esto nos habla de un fallo. Las escuelas de pensamiento forman razonamiento crítico y también, influyen, escriben y modifican la realidad social, y su historia. En nuestro estado comienzan a existir remarcables sociólogos y surgen algunas generaciones perdidas de antropólogos o arqueólogos, que con su pensamiento crítico han contribuido en el intento de cambiar la realidad social pero a largo plazo, no lo han logrado. No obstante esto, en muchos de los casos, el pensamiento crítico oaxaqueño no goza de un respaldo ético, como lo tuvo en algún largo tiempo su ramificación en el derecho, influenciada en gran parte gracias a la labor del Instituto de Ciencias y Artes, y particularmente por el trabajo de Juárez. El pensamiento crítico oaxaqueño a nivel periodístico también requiere un cambio, que poco a poco, se comienza a dar al ya no tener al sistema unipartidista y vertical como gestor de los medios. Sin embargo, esto hay que decirlo, siempre se ve empantanado por los intereses de grupos políticos que terminan por pervertir su sentido objetivo. Por ello, la labor social de las letras es indispensable, como lo es la creación de una escuela, una facultad de filosofía, letras y pensamiento, que dote de profesionalismo, oportunidades y seriedad a sus estudiantes, pero sobre todo, de una vocación crítica y social, humanista y más allá de esto, profunda, es urgentemente necesaria y, me atrevo a asegurarlo, indispensable, si queremos salir de este letargo material, en este vacío espiritual que se vive ahora, donde no hay ninguna dirección que oriente al oaxaqueño, con toda la inmensa variedad que este término contiene, hacia una razón primordial para existir y convivir como especie o sociedad. Es urgente también para darle un sentido autónomo al testimonio de nuestra historia, como lo son las letras libres. El agotamiento actual lo exige, el momento es necesario para que los escritores lectores o filósofos oaxaqueños, en especial los jóvenes (pues los mayores no han tenido la intención de hacerlo) se organicen para demandar un espacio donde crear sus letras y dejar testimonio de su pensamiento, pero sobre todo, para transmitirlo. Para ello, son necesarios nuevos liderazgos culturales jóvenes, que ya comienzan a brotar en las estructuras gubernamentales de cultura y educación, pero sobretodo, son necesarios liderazgos literarios y filosóficos que se deban a la urgente tarea de la culturización de los pueblos. Esto para que con su labor, se rompan las barreras y entre todos, comencemos a sembrar las semillas del pensamiento unificador y pacifista, que finalmente permita desarrollarnos, no solo económicamente, sino también de forma interior y que al mismo tiempo, creen nuevas formas de convivencia más armónica, partiendo de nuestra violenta y podrida realidad. Oaxaca, en pocas palabras, necesita leer y escribir más libros.



Oaxaca de Juárez, 17 de enero de 2010

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