Palabrería: las musas


Palabrería
Las musas

Jesús Rito García
Y lo que ella sabía
nunca tuvo que aprenderlo en los libros.
Ricardo Flores Magón

Difícil es de convencer a la musa de carne y hueso
de que también está cooperando,
por inspiración y función vicaria
en este raro engendramiento.
Alfonso Reyes

Las musas son aquellos seres que provienen de la mitología y que siempre queremos tener a nuestro lado. Aunque lamentablemente siempre nos abandonan y dejan nuestros trabajos sin fuerza. Carentes de todo sentido. Hasta para escribir un ensayo académico necesitamos inspiración. Pero si los poetas tienen a las musas que los acompañan en esas noches de soledad, o de mucho trabajo en una oficina gubernamental; entonces los carpinteros, contadores, economistas, albañiles y demás oficios que supuestamente no entran en el gremio de los artistas, a quién tienen por motivo inspirador.
                Pensamos que de alguna manera también tienen a sus musas, pero esas musas son más terrenales. Son aquellas o aquellos que cuidan de todos los oficios y van acompañándolos en todo momento. Por ejemplo, ¿los abogados tendrán por musa inspiradora a la Ley?. Aunque no lo creo, pienso que en algo deben de pensar mientras leen un código o defienden a un criminal.
Tengo varios amigos abogados a los que aprecio mucho. Pero cada vez que platico con ellos me dicen que es difícil encomendarse a la Ley, porque cada uno la utiliza a su antojo. Aunque cuando me dicen eso, yo les respondo que de igual manera sucede con los poetas. Cada uno utiliza a las musas a su antojo. Por ejemplo, pienso que algunos poetas las amarran a las patas de su cama, porque son incansables y a cada momento la obligan a que les dicte versos y más versos. Hay otros, por el contrario, que las dejan perderse y vivir. Hasta les dan dinero para que vayan a las tiendas departamentales por todo lo que gusten. Si pueden, les dan el coche para que lleven a los niños al colegio. Creo que existe un tipo de poetas que no las llama nunca. Las dejan en el olvido y sólo las invitan a pasar algunas noches, en que ellas vienen y los acurrucan en su pecho. Ni él les exige nada y ellas, mucho menos. Es una relación que pocos poetas pueden llevar a cabo. Por lo general, los poetas son hombres raquíticos que siempre buscan sostenerse de algún hombro.
                Entonces, si los poetas tienen a las musas. Creo que los demás oficios tienen un ser supremo e inspirador que los va guiando por el camino de su oficio. Me imagino que el carpintero tiene a alguna “musa” del campo que le dice cómo escoger la madera y saber cómo moldearla. O los economistas, en vez de tener a una musa, tienen a sus dioses, como Adam Smith y Marx, a quienes les prenden veladoras cuando tienen que presentar un análisis (En este caso, pienso que Marx sí tiene pinta de apóstol). Entonces me parece importante que cada oficio tenga a un ente, aunque no sea mitológico, que sea el que guíe su creatividad a cada momento.
Muchas veces los poetas se sienten intocables por todo lo mundano y terrenal. Y eso no debe de ser así. Ya que recientemente hemos visto que también a los poetas le asesinan a sus hijos y padecen la violencia, en la que se encuentra sometido nuestro país. Las musas están ahí para dictar palabras, pero difícilmente pueden cuidarnos de los pormenores de la vida, como contraer alguna enfermedad o sufrir una cruda. Lo peor, es que no pueden evitar que un ser querido sufra un incidente.
En el caso del poeta Javier Sicilia, que ha decidido abandonar la poesía, después del terrible suceso que cambió su vida y mutiló su inspiración. En este caso sus musas también fueron mutiladas y calladas. A partir de ahora se quedarán en el panteón del olvido. Junto a muchos otros mexicanos que han sido sometidos y asesinados.
Después de todo esto, pienso que también las musas son de carne y hueso. Y últimamente, padecen como todos nosotros, la violencia de estos días.
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