Decir lo indecible: poetas jóvenes de Oaxaca

Decir lo indecible:

poetas jóvenes de Oaxaca




Sería quisquilloso (y hasta inoportuno) señalar que en Oaxaca, como tal, no hay un mecanismo de oferta editorial que promueva y sustente la presencia de sus escritores locales dentro del ámbito de la literatura nacional. Y los motivos -desde aquellos que señalan el cacicazgo político y cultural del que el estado ha sido objeto, hasta la supuesta falta de profesionalización en las voces predecesoras-, resultan diversos y hasta inextricables una vez que, con ojo crítico, sopesamos la configuración actual de nuestro sistema cultural oaxaqueño.

Pero insinuar tales o cuales motivos nos llevaría únicamente a querellas infructuosas; aunque, sin lugar a dudas, siempre es saludable retomar la discusión y crítica literaria como un ejercicio sano frente al hecho estético del quehacer creativo. Pues éste, el ejercicio crítico, nos permite la adquisición de una mayor conciencia estética hacia el trabajo desarrollado. Lo que, de alguna manera, nos permite sopesar el valor estético (desprovisto de utilidad) frente al marketing o jerarquía establecida por ciertos patrones en el mercado editorial.

La reciente inclusión antológica de 22 poetas jóvenes de Oaxaca se convierte, por lo tanto, en un acierto. Un respiro necesario para echar a andar los engranajes de la actual literatura hecha en el estado. En ésta, Desde el fondo de la tierra, poetas jóvenes de Oaxaca (Praxis 2012), hallamos una muestra por demás distintiva y propia donde la desnudez poética de sus diversas voces y registros líricos confluyen sin más coyuntura que la de un espíritu crítico que cala hondo, sugiere y devela el arrobo de su búsqueda; capaz de aproximarnos a la luminiscencia de su decir indecible…

De ahí que, Desde el fondo de la tierra, poetas jóvenes de Oaxaca, zanje tales querellas e instaure el camino para situar las recientes voces de la lírica oaxaqueña en el ojo-visor de la literatura nacional. Y lo digo así, con todas sus premoniciones posibles: a partir de esta antología poética cuya selección y prólogo corrió a cargo de Carlos López (poeta y editor del mismo), la literatura oaxaqueña se patenta con esta feliz confluencia generacional que suelta sus amarras desde la adquisición de una mayor conciencia crítica frente a la producción del trabajo poético. Celebración mayor si se considera esto como parteaguas de una literatura actual que ha sabido remar frente a la asfixia de los recientes e imperecederos acontecimientos sociales, políticos y económicos.




La antología inicia sus páginas con la obra poética de José Molina (1975) para luego raer nuestra atención con el ejercicio lírico de sus demás voces e ir y asomarnos finalmente al quehacer creativo de Marisol Jiménez Cruz (1989). 22 poetas reunidos en esta muestra confluyen como un puente generacional entre los nacidos en la década de los setenta y los más jóvenes de los ochenta. Confluencia al que, en el devenir del mismo –seguro estoy- se irán sumando más voces que por motivos jamás absoluto no hallaron eco en la presente muestra: una mirada a la poesía joven de Oaxaca impulsado por el movimiento poscorrientista.
Desde el fondo de la tierra, redundo, es una antología provista de las más diversas voces y registros líricos. Y dichos autores se han saltado la cerca: su terruño no representa un motivo más para escribir, pues el decir o cantar de estos va más allá de dicha comarca porque no son únicamente ciudadanos de una conglomeración local que los representa, sino ciudadanos del mundo, de una multitud de individuos que a diario deslían las delimitaciones para compartir con el otro la certeza de que somos uno y varios a la vez. Aquí, los autores seleccionados se pronuncian desde sus trincheras pero la insurrección tiene los mismos efectos: sucumbir ante el letargo de la inmovilidad permanente. Ese letargo al que la comodidad de la pereza creativa nos había acostumbrado.

Albricias por esta confluencia generacional de poetas que, más que atinada, su presencia antológica se refuerza por el hecho de ofrecernos una simbiosis de voces críticas y sugestivas (ya apasionadas, intensas, incisivas) con facultades poéticas propias y, a la vez, subvertir el letargo al que, en Oaxaca, las diversas configuraciones malsanas nos habían acostumbrado desde su pontificado. Que esta muestra de poetas jóvenes no sea pues el sostén de otra malsana presencia, sino el despertar de más antologías, voces y libros que andando entre raíces y veneros, se insurreccionen y pronuncien desde el fondo de la tierra, desde esta nuestra ahora Ciudad de los Poetas. Enhorabuena.

Alfonso Carballo, Tehuantepec, Oaxaca (1979). Poeta. Firmante del movimiento poscorrientista y director general del Tour de Poetas Jóvenes en el Istmo. Su bitácora electrónica es alfonsocarballo.blogspot.com

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