Poemas poscorrientistas


La presente selección de poemas poscorrientistas, es una muestra del trabajo realizado durante la Semana Internacional de Poesía Poscorriente, celebrada en la ciudad de Oaxaca el pasado mes de septiembre.







La cabeza del gato

Un sepulcro violado. Hálitos alcohólicos desfiguran los ojos de un gato.
Retorciéndose, el felino maúlla resonancias desabridas desmembrando su garganta.
Desde las azoteas, unas sabanas cabriolean con el viento escarneciendo al cielo.

“Aquí reposa el angelito. Falleció lejos, atrás de los límites. Él todopoderoso, Excelso, el Omnipotente, nos la arrebató, por estar seca de lágrimas, y los pliegues de su vestidito desgarrados”.
Decía el epitafio, escrito con una piedra, debajo de la fecha de su muerte.

Un hombre mugriento habla con la nada, encima de la incipiente sepultura.
Sacude los brazos en el aire. Sus ojos rojizos se elevan a las azoteas.
Después de que te moriste niña.
Las personas me chingaron con piedras y naranjas podridas.
Ahora gruñen como perros rabiosos y dicen groserías:
 ¡Puerco!, ¡Loco del demonio!, ¡asesino!

El enterrador lo mira y vocifera:
“Ojala se apareje la muerte contigo por lo que hiciste loco pendejo”
(Al mismo tiempo que zarandea una cruz oxidada).

El hombre se recuesta en la tierra revuelta.
Tenías ojos muy redondos niña. Pero caídos, como sonrisas tristes.
En el cajón donde te metieron, te los cerraron y ya no pude verlos más.
Recuerdo, tu vocecita desinflada escuchándose a través de la pared.
Loco, requetefeo  tienes caquita en la cabeza.
Loco cara de cochino. Decías.
Al momento de verme, saliste corriendo asustada, descalza a la azotea.
En  tu casa se respiraba un aliento de lima que saboreaba.
Pero me encabronó ese pinche gato, cuando frotó su cuerpo debajo de tu faldita, entre tus piernas blancas.
Lo cargaste y dijiste: “¿Oyes loco cochino?,  el gatito tiene un motorcito en su pancita”.
Al final, pegaste de gritos y  tus lagrimotas no dejaban de salir.

 En las azoteas, las velas del barco se levantan con el aire
Dispuestas a navegar.

Los ojos del animal eran espirales de torbellinos absorbiéndolo todo.

¿Donde estás niñita de piernas blancas?, que te quiero llevar.
Ya vienen por mí. Me voy lejos. Aunque tengo miedo de irme en ese barcote.
Pero llevo mi bolsa, donde te guardé la cabeza con sangre, del gato sin ojos.

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Andrés S Victoria. Persona denostada por sus conocidos. El principal motivo, es que desde hace algún tiempo (a pesar de su edad), ha estado obsesionado que su cumpleaños sea una fiesta temática de Rigo Tovar. Anhela romper una piñata de Rigo. También ansía tener un mantel con su imagen. Morder un pastel, que tenga en el centro el rostro del cantante con una sirena, y en lugar de cantarle las mañanitas, quiere escuchar “Mi Matamoros querido”. Por último para terminar con la infamia, pretende que sus invitados lleguen a su fiesta disfrazados del artista. No hay duda que por esto, hay que seguir denostándolo hasta la muerte.










Spot publicitario para revindicar a Garcilaso

Hermoso bardo de esculpida rima
que os prescindes del tráfico de ahora;
di: -entre autos, bulevares y cantinas-
por qué no apuestan por ti en las rocolas?

Anúnciense tus versos como tinas
de cerveza, ron pope o Coca Cola;
pa’ luego en los estéreos o bocinas
se avienten con tus rimas una rola.

O vuélvanse tus versos un bolero
con aires de lunfardo o escritura
tirando a frase de corrido o prosa
urdiendo en los corrillos de algún ruedo.

Pues lejos de ir ausente por la vida
sintamos tal ventura en nuestro pecho.

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Alfonso Carballo (1979). Firmante del movimiento poscorrientista y director general del Tour de Poetas Jóvenes en el Istmo. De no dedicarse al quehacer literario dice, se hubiese decantado hacia la política, la teología o la impasibilidad. Su oficio actual, si es que a esto podría considerársele como tal, es éste: aprendiz perpetuo de escritor y de organizador de eventos de bajo presupuesto.













Alivio

Curan el mal de ojo,
la diabetes
el pie de atleta
la insoportable y siempre penosa
impotencia sexual.
Tienen en cada palabra una solución real a los problemas
más comunes y sencillos,
también los dolorosos y mezquinos.
Gritan los merolicos,
hablan y hablan y hablan
respiran fuerte frente al megáfono que los acompaña,
se acongojan.
Lanzan la palabra medicinal para
el hombre cornudo que no puede
satisfacer a la mujer joven que tiene en la cama,
también para la ama de casa que busca la cura,
pero en verdad la cura,
para que el marido abandone la cantina
y un día… amoroso, le entregue el gasto completo.
Hablan los merolicos,
me convencen,
nos convencen,
nos envuelven en un mar de palabras
de supuestos,
de puestos,
de alivios.
Tengo un remedio para la tristeza
que compré una tarde
en la central de abasto,
lo tomo a veces cuando la noche es larga
y no estás…
Pero no funciona
tal vez es la dosis o
la falta de palabras curativas
que pronuncia siempre rápido
siempre convincente,
siempre vivaz,
el merolico.

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Mahra Ramos, Poeta, periodista, ama de casa y dueña de una tienda de abarrotes (doña Flor). Autora de un sinfín de libros no publicados y firmante del poscorrientismo por casualidad. Busca trascender en el ámbito literario, así como en el periodístico. Aunque su mayor aspiración es ser diputada federal.













Fijación

Si pudiera te cortaría las piernas
las pondría en las llaves de mi auto
o en los tendederos como pinzas
sosteniendo palabras.
Si pudiera cortar tus piernas
las guardaría en mi bolsillo,
les probaría las zapatillas
de todas las prostitutas
las calcetas de las hadas
tocadas por ogros rosas.
Si sólo pudiera tener tus piernas
ahorraría las palabras que le digo a tus oídos
y los besos que le doy a tu espalda.

Alejandro Aparicio Morales (1987) Le dicen Aparicio, Alejo, París, Parkaparis, mi rey, mi vida y de vez en vez “Dame todo lo que traigas que esto es un asalto” Es ateo de  los buenos, de los que creen en Dios. Es bebedor pasivo siempre y cuando no escuche las de José Alfredo. Estudió en la UDLAT y fue expulsado por volver poscorrientistas a los pavorreales. Actualmente vive en el cuarto 69 de la calle Marilin Monroe (ojo, toque en la puerta roja).




Sopa de recuerdos

La maruchan que dejaste
tiene el sabor de tus labios
lo dice
el tenedor y el plástico fundido
un trío de chícharos ha rodado por el suelo
del murmullo de mar que florece del vaso.

Lentos me llegan
bostezos de estrellas
asaltan, despiertan,
el temor del encanto.
El humo que forma tu arcaica silueta,
que lleva ese aroma cordial y nocivo,
que irrumpe y fermenta falaz en el alma,
recuerdo atenuante que guardo de ti.

La maruchan que dejaste
es simple y definitiva
lo dice
el intravenoso sabor de res
que enfría mi pensamiento.

Terminaré lo que queda de sopa,
para que desvanezca el aroma,
ese que sueña,
conversa y calla.


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Daniel Cornelio. Poeta, criticón literario y dueño de una carro de perifoneo. (informes: 9516724374823) Autor de Cientos de poemas que ahora viven felizmente en el cesto de la basura. Importante promotor cultural. Ha participado en significativos festivales literarios en el ámbito internacional, representando a Oaxaca, como en el 1er Festival Internacional Abasto de Letras en 2011. Además del festival Iron Man (Hombre irónico) de Sevilla, España. 


















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